Monday, September 10, 2007

El Parche Azul.

La fábrica de la verdad deja terribles buracos intencionados para luego poder vender (y vendar) los remiendos oficiales.
Así emparcharon con un retazo azul el costado de los miedos, ese abismo desolador que se profundiza cada vez que los sentidos se consagran al cúbico altar.
Encontraron sirenas que con sus cantos embaucan el sosiego popular, amainando los temblores mediocres que se gestan en esas seis chaturas aislantes.
Inventaron penales de reja y dolor para que el colectivo imaginario empate mentirosos partidos que siempre se pierden en realidad.
Casaron y cazaron, con esposas, las manos de matrimonios enterrados en tumbas de cemento.
Y alimentan día a día la paranoia, no dejan caminar tranquila a la locura y hunden su trompa en los platos prohibidos, como dioses de uniforme a los que no les importa ni su peor error: el mundo que crearon.

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