Wednesday, August 10, 2005

El blanco que destiñe.

Osos polares con bisturí
regalando vidas urgentes
(o cambiándolas
por loros devaluados)
sin un gramo de amor
al arte o a las sonrisas.

Parecen hechos de nieve
(más allá del color
tienen fría el alma
y la profesión).
Cobran a terceros
errores de segundos.

Y esos pequeños futuros
semillas del horizonte
son la víctima única
de semejante codicia:
Al rey o al lacayo
el pecado los convierte
en pecadores por igual.

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