Bosquicidio exonerado.

Hay una fiera suelta. Nuevamente suelta.
Paladín de la muerte que con su negligencia ignominiosa (uno de sus superpoderes) destruyó hectáreas de esperanza del sueño austral. Tenía lengua de oro a la hora de las promesas, pero sólo su labia no iba a conseguir nada.
Pidió un plazo de 1000 días para exorcizar un infierno putrefacto, pero el tiempo se llevó sus palabras y las sepultó en arenas pesadísimas, revueltas por todo el desierto interminable.
Vestía cadáveres que debía proteger, siendo así la paradoja de su propio oficio, y sus potentes amistades siempre supieron dejarla del lado de afuera de la justicia, hasta que... bueno, realmente, terminamos en lo mismo, porque eran cadenas de hielo, y parece que hubo una racha estival en los ámbitos penitenciarios.
Qué le vamo'a hacer... no hay condenas para los criminales, nomás pa' las víctimas, m'hijo.
¿O será que es más fácil dejar libres a tantos culpables y encarcelar a tan pocos inocentes?