Sunday, March 23, 2008

Alma. Prisión. Nada.

Son tres dimensiones, seis lados, una pena.
Los gritos nunca suenan en el sordo gris: no hay oidos para el lamento de un enclaustro.
Perdido en el vacío, un olvidado rincón del mundo que sólo renace en algún recuerdo sentimental, mientras que las llaves siempre tintinean y no hay descanso para la miseria humana.
¿Cuántos habrán preferido desangrarse antes que ser un envase irrecuperable?
Tanto dolor maquillado, escondido en sombras enjauladas. Tantos secretos de tinieblas colmando las tumbas de los que nadie recuerda.
¿Y quién es el inocente que puede bajar un martillo? Si hay más culpas que personas, y los afortunados desperdician su libertad en proponer sufrimientos más crudos, cuando desconocen la amargura de un cielo descascarado.

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