Tuesday, February 22, 2005

Suspendido en tu forma de ser.

Trepándome al muro, un empedrado que se va deshaciendo en mis manos. Antes de subir ya estoy arriba del piso, inconscientemente, como motivo de preparación. La espera termina y los besos son pacientes, extensos, dulces como ellos solos saben ser.
Me nutren el extenso campo enajenado, y yo cuelgo del vértice inferior de una luna que sostiene mi alma en el universo cual pilar fundamental del Partenón. No sé para dónde correr, pero ahora tampoco quiero hacerlo, así que es preferible no preocuparse. Mis oidos tienen una revuelta que encabeza Robe, y ahora la noche se mete en sí misma y genera una nueva era de pocos y hermosos minutos donde todo tendrá su particular forma de ser visto.
Así me devoro mi alrededor con la mirada, y digiero la vida como un camello pleno de sosiego.