Friday, January 11, 2008

Juguemos un rato.

Hay muchos que ni siquiera pueden jugar a ser sensibles.
Y hay sensibles que ni siquiera pueden jugar a ser mucho.

Dudilla.

¿Hay algo peor que un caos sin libertad?

No sacrifiques tus colores.

Como quien se hubiera comido un demonio para que su cola no pueda rozar nunca el pellejo de esa arcoirica burbuja que es tu inocencia.
Sólo se trata de preservar una especie en extinción, una nube frágil que le da al atardecer los mejores destellos.
Porque hay corazones que brillan sin lustre, y es un pecado tremendo abusarse así de las salidas de emergencia.