Monday, March 05, 2007

La percepción se dejó la puerta abierta.

En este estrépito inconfundible que se oye cuando un infierno nos llama, seamos los nostálgicos del cielo que desecha su derecho al placer por la mera sonrisa de un sol para todos. Quiero que un espíritu como el nuestro se haga ritual para desterrar el maleficio del Inca. Ha de entender que nosotros no somos humanos como el objetivo de su cacería: el hombre inculto, invasor, evolutivo; ese que se pone en el trono de las razas porque sabe que su misión abarca una integridad que se desconoce, y por tanto abarca el pequeño submundo que le atañe.
Pero en el despertar de nuestro siendo sabremos cuándo comulgar con nuestro espíritu para saborear los milagros que dan sentido al ésto.