Tuesday, August 23, 2005

Homo-piano.

Dice que se acabó, y sino
que él mismo lo ha de finar.

Terminó como epicentro
de un huracán mentiroso
(hipótesis avaladas
por un consenso de idiotas
profetas de la falacia).

Se busca su propio final
y encuentra nomás principios
ajenos que lo sostienen
en una mutilación
que lleva por nombre Mundo.

Una paja en un pajar.

Buscaba con su verdad
pisar esas negras patas
pero ay del batidor
que ahora es balsa de ratas.

Le ladró demás al amo
por eso tuvo que usar
una vincha hecha de bucos
para ayudarlo a callar.

¡quién te viera y quién te ve!
con tu hocico humedecido
tratando de desnudar
pecados del poderío.
Por querer tomarte el mar
te pasaron a retiro.

Friday, August 19, 2005

Cuando la nieve me quiso helar.

Una vez salvaste mi vida
haciendome trizas la mente
y dándole cuerda a las ganas
para resucitar de repente
mi costado más social.

Después te quisiste adueñar
de todo lo que curaste
y entonces se iluminó
la oscuridad de tu astucia,
esa obsesión por la nada
que dejabas en mi alma.

No tengo el poder de echarte
pero sí de no mirar
más de lo que quiero
en tus tinieblas amargas
que se encargan de obstruir
mi voluntad, haciéndola
casi un capricho tuyo.

Sos hermosa de repente
pero nunca para siempre,
y tu maravilla fugaz
no le toca los talones
a los elásticos soles
que me elevan sin disfraz.

Entonces, pálida bruja
sólo te dejo el corazón
para un exilio casual
como un hotel de ocasión

Des-hampa-rado (¿han parado?).

Luisito se las ve negras
(las selvas, las tortitas,
y ahora las proyecciones).

Su horizonte va chocando
con la tana tumba a rayas
sin frenos por pisar
ni puertos que controlar.

Qué venenosa venganza
¡maldita sea la hora!
Aquella traición fue letal
(tarde o temprano, letal).

Los ácidos que lo salvaron
de aquel fiambre del delito
no han podido disolver
sus pecados sicilianos.

Wednesday, August 10, 2005

El blanco que destiñe.

Osos polares con bisturí
regalando vidas urgentes
(o cambiándolas
por loros devaluados)
sin un gramo de amor
al arte o a las sonrisas.

Parecen hechos de nieve
(más allá del color
tienen fría el alma
y la profesión).
Cobran a terceros
errores de segundos.

Y esos pequeños futuros
semillas del horizonte
son la víctima única
de semejante codicia:
Al rey o al lacayo
el pecado los convierte
en pecadores por igual.