Tanto...
Nuestro tunel del amor
son las calles de Lugano
mientras vamos de la mano
con un tinte soñador.
En un cisne corte banco
navegamos, nos reimos
y entre besos compartimos
la dulzura del encanto.
Atardece que no es poco
y los rosas nos fascinan
ellos pasan y nos miran
(ni que estuviéramos locos).
Hasta el aire en tu presencia
se vuelve una maravilla:
cómo laten, cómo brillan
el bobo y su transparencia.
son las calles de Lugano
mientras vamos de la mano
con un tinte soñador.
En un cisne corte banco
navegamos, nos reimos
y entre besos compartimos
la dulzura del encanto.
Atardece que no es poco
y los rosas nos fascinan
ellos pasan y nos miran
(ni que estuviéramos locos).
Hasta el aire en tu presencia
se vuelve una maravilla:
cómo laten, cómo brillan
el bobo y su transparencia.